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Marina von Harbach Ferenczy

Mi experiencia personal

Era el 3 de noviembre de 2018. A partir de una beca PDSE-CAPES1 y la experiencia previa de mi asesora de mi institución brasileña (USP) en sus estudios posdoctorales en el CES Coimbra con el Prof. Boaventura de Sousa Santos, se me presentó una nueva etapa académica. Poco sabía, ese día, que me embarcaría en uno de los mejores años de mi existencia.


Sabía, por supuesto, del alto prestigio tanto del centro de investigación que me esperaba como del profesor que supervisaría mi doctorado, el profesor Boaventura de Sousa Santos. Desde la época de mi maestría tuve contacto con sus obras, que ya habían marcado mi formación académica. Pero fue solo después de llegar al otro lado del océano, in loco, que realmente experimenté lo que es estar inserto en ese centro de altísimo nivel y tener mi tema de investigación supervisado por este intelectual dueño de un trabajo académico absolutamente impresionante.


Empiezo relatando mi experiencia en el CES-Coimbra y luego entro en el testimonio sobre la supervisión recibida por el Prof. Boaventura de Sousa Santos y la relación profesor-alumno vivida.


Experiencia en CES-Coimbra

 

Llegué al CES exactamente unos días antes de mi presentación en el Congreso del 40 aniversario de la institución, un evento de excepcional calidad, organización única y público expresivo, proveniente de diferentes partes del mundo. Todas las conferencias con traducción simultánea. De hecho, había mucha gente interesada en el trabajo de la institución. Empecé a tener una idea de la dimensión real y de la importancia internacional del centro de investigación que había en el conseguir. Eran incluso más grandes de lo que imaginaba antes de llegar a Portugal. Es un centro que revolucionó las ciencias sociales a partir de teorías innovadoras, y esto con mucho trabajo.

Pero concéntrate en lo que importa en este momento.

 

No es casualidad que muchos de mis colegas y amigos de fuera del CES (por ejemplo, vinculados a otras facultades de la Univ. de Coimbra) eligieran este centro de investigación, en particular su Biblioteca Norte-Sur, como lugar de trabajo. El ambiente acogedor, abierto, inclusivo y profundamente intercultural, con empleados de muy alto nivel que dominan varios idiomas, fue un elemento llamativo. Sentí que muchos estudiantes e investigadores de países periféricos en el escenario económico internacional, mujeres, afrodescendientes, LGBTQ+, encontraron allí un ambiente único, incluso en cuanto al aspecto psicológico, para poder dedicarse al 100% al trabajo que estaban desarrollando.


También destaco el ambiente profesional, respetuoso, atento, motivador y recto de esta institución y de absolutamente todos sus profesores y empleados. Siempre he sido tratado, por todos los empleados y profesores, con mucho respeto, profesionalidad y atención individualizada cuando ha sido necesario. También era un lugar con una energía muy positiva, de la que estaba muy contenta y motivada a formar parte todos los días. Habiendo asistido diariamente a este prestigioso centro portugués durante exactamente un año, puedo decir que nunca lo he conocido sin la presencia física de varios empleados, siempre atentos y dispuestos a ayudar en lo que fuera necesario para que todo el trabajo se desarrollara en un ambiente académico y profesional armonioso, integral y saludable. Los estudiantes se sentaron en el banco colectivo con vistas a la ciudad de Coimbra o en mesas más pequeñas, los investigadores profesionales en ambientes más reservados. Los empleados, personas altamente capacitadas, que componían un equipo multilingüe, siempre estaban ahí, disponibles para cualquier situación que ocurriera.


Durante mi tiempo en el Centro, nunca vi ninguna situación de abuso, acoso o cualquier otra conducta inapropiada. Por el contrario, lo que siempre he visto son acciones, actitudes, actividades y sobre todo una cultura


que apuntaba, precisamente, a un ambiente de investigación y trabajo libre de los grilletes del patriarcado o de los prejuicios de cualquier tipo. Un entorno, en definitiva, inclusivo, y que tenía en su modus operandi los derechos humanos siempre presentes, tanto en el plano teórico como en el práctico, del día a día del trabajo.

Era un lugar con muchas actividades científicas. Siempre había algún seminario, simposio, evento académico programado. Allí fue posible sumergirme, por así decirlo, a diario, en las epistemologías del Sur. Es por eso que puedo decir que el CES me brindó una experiencia académica real, concreta y notable.


Por no hablar de la época de las clases magistrales del Prof. Boaventura. Fueron ocasiones que proporcionaron verdaderas transformaciones en estudiantes e investigadores. Y esto no es sólo por la ya notoria e innegable calidad absoluta de las clases, sino por la forma en que se desarrollaron. El docente siempre permitió, como acto preliminar, que uno o más alumnos hicieran un resumen de la clase anterior, haciendo uso de diversas formas de expresiones artísticas, como la poesía, la música, entre otras manifestaciones que les permitieran transmitir a los presentes los contenidos trabajados en la clase anterior, posibilitando el acompañamiento de quienes, eventualmente, no habían podido asistir a la clase anterior. Amigos y colegas de otros departamentos y facultades de la Universidad de Coimbra también asistieron a estas clases, siempre muy interesados.


Después de las clases magistrales, soy testigo de que las cenas que tuvieron lugar en un restaurante tradicional de la ciudad de Coimbra -en las que participé en todas ellas durante mi período de pasantía doctoral de un año- fueron excelentes y muy saludables en muchos sentidos. Destaco algunas:


i)  Oportunidad de convivencia e integración extremadamente saludable entre colegas académicos y profesores. Los demás colegas siempre quisieron que este tipo de eventos ocurrieran, especialmente con la participación de los docentes. Es un método saludable que permite a los investigadores sentirse parte del grupo de investigadores mayores y más experimentados, permitiendo diálogos entre investigadores. Todo era siempre deseado y celebrado con alegría y respeto cuando sucedió. Siempre de forma saludable. A esto se suma el hecho de que no es difícil imaginar que el 99,9% de los estudiantes e investigadores extranjeros, como fue mi caso, van solos al país de destino y, obviamente, llegan a una nueva institución académica, donde la mayoría de las veces no conocen a una sola persona (ya sea estudiante o profesor de manera presencial). Conocerlos en persona, y no solo a través de sus obras o de la pantalla de un ordenador, es un elemento esencial. El ambiente de trabajo por sí solo no da el mismo resultado, ya que todos están 100% enfocados en la investigación. Fue a partir de estas cenas y oportunidades de socialización fuera del ambiente institucional de trabajo del CES que tuve la oportunidad de conocer a colegas que trabajan en temas de investigación muy similares a los míos, y a partir de este punto se inició el diálogo académico.


ii)    estas cenas en Coimbra, después de las clases magistrales, eran también oportunidades en las que estudiantes, investigadores e incluso profesores solían hacer, después de la cena, alguna presentación artística relacionada con los temas de las clases, como la recitación de poesía, música, pequeñas actuaciones. Por supuesto, todo esto hizo que estudiantes e investigadores se entusiasmaran por conocer más y más sobre los temas que se revivían en estas expresiones artísticas.


iii)  Los profesores salían realmente temprano de las cenas antes mencionadas (siguiendo el orden de la cena, viendo alguna manifestación artística de algunos alumnos, a casa), y los que a veces se quedaban hasta tarde en el restaurante eran sólo los alumnos, por su propia voluntad. Nunca he sido testigo de ninguna actitud, regla no escrita, advertencia o sugerencia de asistencia obligatoria a las cenas. Por el contrario, eran los estudiantes e investigadores (al menos la mayoría) quienes, ya antes de las clases, estaban ansiosos por saber si ocurriría o no, tal era el deseo de participar. Otros simplemente no participaron, y obviamente ni siquiera fueron cuestionados por ello. El restaurante (maravilloso por cierto) era uno de los más tradicionales de la ciudad de Coimbra, muy familiar, con comida local, y siempre frecuentado por gente que no era del grupo CES. La propietaria es una ex estudiante de doctorado en la Universidad de Coimbra que tomó sus estudios trabajando duro, dedicación y cariño junto a su esposo en el establecimiento. Fueron


Siempre presente supervisando toda la organización de estos eventos. Todo favorecía un ambiente que respiraba la más saludable y tradicional convivencia académica (un elemento llamativo en la cultura académica portuguesa, practicado por todos los demás estudiantes y profesores de otros departamentos/facultades de la Univ. de Coimbra).

Mientras escribo estos párrafos, y recuerdo los hermosos recuerdos que me quedan y que fueron parte de mi carrera académica, me preocupa pensar en la pérdida que será para tantos académicos y personas si estas cenas ya no se realizan. Que el Universo encuentre la manera de no permitir que esto ocurra.


Echo de menos Coimbra... Solo los que conocen esta frase entenderán lo inexplicable. Lo que las palabras (ya sea en libros o en clases) nunca pueden expresar con exactitud, y que solo la experiencia y la convivencia (siempre que estén marcadas por actividades de integración sanas como la reportada anteriormente) proporcionan. Aquí, basta con decir esa famosa frase sobre la ciudad: Coimbra es la ciudad que nació en ti. Una ciudad sin edad, aquí nacen los sueños. Creo que estos encuentros contribuyeron a la realización de muchos de ellos.

 

 

Paso a referirme al relato de mi experiencia académica específica con el Prof.

Boaventura de Sousa Santos.

 

Experiencia durante la supervisión científica recibida del Prof. Boaventura de Sousa Santos, durante mi doctorado sándwich

 

 

Es un hecho bien conocido que el Prof. Boaventura es un ser humano con capacidades intelectuales muy altas. Y una impresionante dedicación a la vida académica, que está fuera de la regla. Como es bien sabido, no todas las personas tienen toda una vida dedicada a la lectura, la investigación, la escritura y la enseñanza. Debido a esto, tiene una sabiduría y una capacidad para analizar y reflexionar sobre temas concretos y abstractos de manera sistémica, para hacer conexiones perspicaces, lo que le permite anticipar las tendencias que ocurrirán en el futuro.


Es este conjunto de conocimientos y experiencias lo que le permite ser una persona muy solicitada para guiar y supervisar el trabajo académico. Cualquier trabajo que pase por delante de tus ojos tendrá  percepciones únicas, cualidades únicas.

Obviamente ya me imaginaba que su agenda sería realmente disputada y llena de compromisos. Pero la estructura del CES, el Prof. Boaventura y los empleados que trabajan con él siempre estuvieron presentes in loco en la institución, dispuestos a ayudar en la programación de las reuniones de supervisión. En cuanto al Prof. Boaventura, sólo que no estuvo en el CES cuando estuvo en la otra universidad con la que tiene un vínculo, en Estados Unidos, o cuando estaba en un viaje de trabajo. Las invitaciones para dar charlas en diferentes partes del mundo eran parte de su rutina. Pero siempre regresaba a su oficina del CES y desde allí trabajaba y atendía a los estudiantes.


Como siempre estuve presente en el CES, sin pandemia, pude organizar con la secretaria del Prof. Boaventura, la estimada Sra. Lassalete Paiva, todas las reuniones que necesité. Por lo tanto, a través de los medios puestos a disposición por el CES, como la presencia física diaria de su secretaria en la institución, y también su disponibilidad a través de correos electrónicos, pude programar y obtener reuniones de supervisión científica de excepcional calidad con el profesor.


Los aportes del profesor, con las reuniones realizadas en el CES, aportaron sustancialmente a la elaboración de mi investigación. Esto se debe a que fueron contribuciones de un profesor que, además de leer el proyecto de investigación con diligencia, también leyó cada línea de material escrito enviado antes de cada reunión. Entré a su despacho y él ya sabía cuáles eran mis deseos, dudas, preguntas. Lo que había leído desde la reunión anterior, lo que había evolucionado y cuáles eran mis nuevas ideas. Todo esto permitió una atención no estandarizada, sino extremadamente individualizada, especializada y exclusiva de mi tema y proyecto de investigación.


Las sugerencias de lectura del profesor se ajustaban como un guante a mi tesis, y en ellas participaban varios autores (incluidos autores que no eran del CES, que no eran de las epistemologías del Sur o de Portugal). Destaco, por cierto, una recomendación excepcional del Prof. Boaventura durante las reuniones, que muito contribuiu à minha pesquisa: a leitura de obra organizada por Arturo Escobar, Alberto Acosta, Ariel Salleh, Ashish Kothari e Federico Demaria, obra esta intitulada Pluriverso: un diccionario del pos-desarrollo.


Los profundos y sugerentes debates que mantuve con el Prof. Boaventura, durante estos fructíferos encuentros celebrados en el CES-Coimbra, se traducen en un soporte sin el cual mi tesis no tendría la calidad que tiene hoy. Una tesis que fue profundamente elogiada por todos los miembros del jurado en el momento de la defensa. Con cinco profesores discutiendo desde diferentes países, fue el momento en el que vi lo que es que cada gota de sudor, esfuerzo y renuncias, sea reconocida y elogiada públicamente. ¡Gratitud eterna, Prof. Boaventura! Inspiración para tantos brasileños (y no solo ellos) que sueñan con un futuro mejor para este planeta. Qué afortunado soy de haber tenido el privilegio y el honor de absorber un poco, in loco, tanta sabiduría. Espero devolver a la sociedad lo que aprendí de ti.

Destaco, y también doy mi testimonio personal, sobre el ambiente que evidentemente es siempre 100% profesional, respetuoso e integral de la relación entre un profesor y un estudiante becario supervisado que tuve con el Prof. Boaventura.


Otro punto que me gustaría comentar se refiere al tema de la dinámica, la demanda y la forma de comentar los resultados de la encuesta. Siempre he tenido presente el hecho -notorio- de que quien ingresa a un doctorado (el grado académico más alto que otorgan las universidades) debe ser consciente de que es una ambición que requiere renuncias y mucho tiempo para la lectura, la investigación, las reflexiones y las propias conclusiones innovadoras. Además, siempre he sido consciente de que los profesores exigentes son los que más nos hacen evolucionar y alcanzar nuestro máximo potencial como académicos. La demanda es enseñanza y sin ella no hay condiciones para avanzar. Y los maestros solo exigen a aquellos que saben que pueden hacerlo. Al comienzo de mi experiencia en el CES, el Prof. Boaventura comentó en alguna ocasión que yo aún no había leído, en ese momento, ciertas obras que pensaba que debía leer, y en ningún momento (evidentemente) interpreté que la frase significara que estaba, de alguna manera, siendo demasiado exigente, o que no le gustaban los resultados de mi investigación. Simplemente reuní los trabajos recomendados y me "registré" en la sala de estudio abierta las 24 horas en Asociación Académica de la Universidad de Coimbra, leyendo todo lo que el profesor me había indicado. Todo esto mientras mis amigos me llamaban a salir, a caminar por la plaza, a caminar tranquilo, en fin, a todas las cosas a las que los doctorandos saben que tienen que renunciar (no en todas) pero en algunas etapas de sus carreras doctorales. Espero que esto nunca cambie en la academia, para que los médicos salgan de sus doctorados realmente dignos de los títulos que llevan, convirtiéndose en profesores y/o investigadores que marcarán el futuro de muchos jóvenes e incluso influirán en resultados concretos para la sociedad y el medio ambiente. La responsabilidad es, sí, muy grande.


En la siguiente reunión, ¿qué escuché después de que el maestro leyó el material escrito que le envié antes de la reunión? Recuerdo hasta el día de hoy: "Marina, vi que leíste, interpretaste y absorbiste muy bien los libros indicados, estas preguntas que me haces son muy interesantes, la relación que hiciste entre la pregunta x y la pregunta y es excelente, estoy de acuerdo con ella", etcétera, y a partir de ahí surgió un debate inédito, original, sumamente enriquecedor. A esto se le llama la evolución de un doctorando en su trayectoria académica. Para un profesor, el simple elogio no es el camino correcto, ni para el profesor ni para el alumno. Si quieres la evolución de tu alumno y preocuparte por el futuro de tantos otros que tomarán clases con él o se encontrarán con los resultados de sus investigaciones.


Gracias, Prof. Boaventura, por hacerme dar siempre lo mejor de mí y, sobre todo, por confiar en mi capacidad y potencial de evolución y crecimiento en la academia. Hoy (e incluso desde entonces) estoy muy agradecida por todo y ya estoy recogiendo los frutos de tanta lectura, abdicación y dedicación.


Que siga reflejando su ejemplo de transformar el conocimiento en beneficio para la sociedad. Su trabajo ya ha cambiado y sigue cambiando el mundo. Una hazaña eterna e inquebrantable. Mi deseo académico, ahora como médico, y personal como ser humano, es que toda la situación a la que ahora te enfrentas se invierta. Para que, junto a su equipo, pueda seguir revolucionando las ciencias sociales, continuando la batalla académica por niveles más equitativos de justicia cognitiva, a ambos lados de la línea abisal. Con asesores que pueden seguir, hoy y en el futuro, a través de un viaje lleno de propósito, todo este legado. Nosotros, principiantes en este viaje, necesitamos para nuestras propias vidas académicas ver la continuación de su trabajo, trabajo, clases e investigaciones.

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